jueves, 27 de agosto de 2009

¿Cómo quieres que te olvide, si cuando te olvido empiezo a recordarte? Me acostumbraste a tu calor. Siento que llegué tarde, yo sé que he sido una cobarde, muy sola en la casa, el corazón me arde. Y pobre de mi, cuando cae la tarde, me arrodillo de noche, que Jesucristo me guarde. Grande la carga, la vida se amarga. Y sueño yo a diario, y mi mente se recarga. Desde que no estas aquí, siento una descarga. Si me das una oportunidad, mi vida se alarga. Que dura marca, y yo guillao de monarca. Con tan solo un recuerdo, mi mirada se charca. Es difícil de entender que se me ha ido la barca. Estoy consiente de lo que hice. Yo sufrí, yo lloré; me arrepiento de haber sido de ti. Viviré, sobreviviré. Yo te pido que te olvides de mí.

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