jueves, 27 de agosto de 2009

Mi sueño era tan nítido que aún recuerdo en parte las ilustraciones. Pero aquello no era todo, el sueño seguía. De repente, los ojos de él se cruzaron con los míos, y durante algún tiempo me detuve a mirar esos hermosos ojos de color pardo aterciopelado. Entonces, me dijo susurrando: "De haberlo sabido, habría ido a tu encuentro mucho antes". Me volví bruscamente, porque sentía una emoción demasiado grande. Después sentí una mejilla suave y deliciosa rozando la mía, y todo estuvo tan bien, tan bien ...




("El Diario de Ana Frank")

No hay comentarios:

Publicar un comentario