sábado, 24 de octubre de 2009

Desde ayer no me dirige la palabra. Es como si estuviera enfadado conmigo, y por eso me esfuerzo para no ir detrás de él y para hablarle lo menos posible, ¡pero es tan difícil! ¿Qué será lo que a menudo lo aparte de mí y a menudo lo empuja hacia mí? Quizá sólo yo me imagine que las cosas son peores de lo que son en realidad, quizás él también tenga sus estados de ánimo, quizá mañana todo haya pasado.
Lo más difícil de todo es mantenerme igual por fuera, cuando por dentro estoy triste y me siento mal. Tengo que hablar, ayudar, estar sentados juntos y sobre todo estar alegre. Lo que más echo de menos es la naturaleza y algún lugar en el que pueda estar sola todo el tiempo que quiera. Creo que estoy mezclando muchas cosas, pero es que estoy muy confusa: por un lado me vuelve loca el deseo de tenerlo a mi lado, y casi no puedo estar sin mirarlo, y por el otro me pregunto por qué me importa tanto en realidad, y por qué no puedo recuperar la tranquilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario