lunes, 9 de febrero de 2009

Gatos encerrados

Después de la cena, fui a buscar a papá al jardín. Cuando hacía calor, solía salir al atardecer para fumar. Estaba sentado en el banco bajo el manzano, en el fondo del jardín, de modo que decidí llevarle una taza de café y hacerle compañía un rato.
- Gracias, Cat, eres muy amable - dijo, aceptando el café.
Me senté a su lado en el banco y me pregunté cómo empezar la conversación. La charla con Lia me había dejado pensando. Ahora estaba decidida a averiguar qué quería él: si creía que él no importaba porque todos los demás figuraban antes de su lista. No puede ser fácil criar a cuatro hijos, pensé, sin una esposa con quien conversar. Al menos, cuando se tiene una pareja, se puede compartir la responsabilidad y se cuenta con el apoyo recíproco cuando las cosas se ponen difíciles. Decidí que mi papá debía sentirse muy solo.
- ¿En qué piensas, papá?
- Oh, nada importante. Cosas de trabajo.
- Y, eh ... ¿eres feliz?
- ¿Feliz? ¿Qué clase de pregunta es esa, Cat?
- Sólo quiero que me digas cómo estás, si no te sientes solo.
Papá suspiró.
- Todo el mundo se siente solo a veces, Cat, pero se sigue adelante ...
- Bueno, quería saber si tenías con quién hablar. Supongo que cuentas con Jen, pero sólo viene una vez al mes.
- ¿A qué viene todo esto?
- Sólo me preguntaba cómo te sientes. Hace ya cinco años que murió mamá y, bueno, ¿crees que algún día Jen vendrá a vivir con nosotros?
- Bueno, en realidad eso no es asunto tuyo, ¿verdad, Cat? - respondió, poniéndose de pie -. No te conciere en absoluto.
Dicho eso, entró a la casa con grandes pasos como si le hubiera dicho algo muy malo. Sentí que me había quitado del medio cuando sólo trataba de ser amigable. Si no podía tener una verdadera conversación con mi papá, entonces ¿con quién? No era asunto mío, dijo. Podríamos hablar de muchísimas cosas si él se abriera, pero obviamente no quería hacerlo. No era asunto mío.
Tenemos una relación extraña, pensé, sentada allí observando cómo el cielo pasaba de azul a lavanda y luego a azul marino. Los dos evadimos lo que realmente pasa con medias verdades que no revelan la historia completa. Nos mantenemos a salvo por fuera, pero por dentro nos pasan muchas cosas, sé que sí, y ojalá tuviéramos la valentía de abrirnos y expresar lo que realmente pensamos y sentimos. La pura verdad.
¡Ip! ¡Dejar salir la pura verdad! Recordé a Zoom. ¿Ya le habrá hablado Jade? Sería mejor que lo llamara enseguida.
Corrí otra vez a mi oficina privada en el baño y marqué el número de Zoom.
- Va camino a tu casa, querida - respondió la Sra. Squires. Lo llamaron por teléfono y salió deprisa.
Diablos, pensé. Ya está. Jade lo llamó y viene a confirmarlo conmigo. Lo último que yo quería era una pelea. Tuve ganas de esconderme. Mi intento de hablar con papá me hizo sentir rechazada y no estaba de ánimo para más problemas.
Mientras salía del baño, oí que alguien llamaba a la puerta trasera. Corrí escaleras abajo y encontré a Luke.
- Luke, Luke. Zoom está afuera. Dile que no estoy.
- ¿Dónde vas a estar?
- Ehh, cuando las cosas se ponen difíciles ... en el armario bajo la escalera - respondí, mientras me zambullía dentro del armario y me escondía detrás de una chaqueta. Me sentía una hipócrita. Hacía un momento pensaba que papá y yo teníamos que ser valientes y decirnos la verdad. Y ahora me escondía porque, si bien la valentía es una buena idea en teoría, en la realidad es otra cosa,
Zoom volvió a llamar.
- Afuera. Afuera. Dile que salí - susurré entre los abrigos.
- Sí, sí - dijo Luke -. Ya te oí.
- ¿Está Cat? - oí preguntar a Zoom cuando Luke abrió la puerta.
- Ehh, no - respondió Luke.
- Bueno, ¿sabes dónde está? Tengo que hablar con ella.
Luke vaciló y gritó hacia adentro:
- Y ahora, ¿qué le digo, Cat?
Podría haberlo matado. Debí supones que me metería en problemas porque lo había traicionado con la llamada de Josephine Talbot la semana anterior. Treinta segundos más tarde, se abrió la puerta del armario, Zoom apartó los abrigos y lanzó una carcajada.
- ¡Cat! ¿Qué diablos haces ahí adentro?
Lo hice entrar al armario conmigo.
- En esta casa no hay paz. Emma está en el dormitorio; papá, en la sala; Luke, en la cocina y Joe, arriba. Yo, eh .. vine aquí buscando un poco de paz.
Verdad a medias, pensé; no podía decirle que estaba escondiéndome de él.
Zoom ni siquiera parpadeó.
- Qué bueno - dijo, y se acomodó en el suelo al fondo del armario, junto al medidor de electricidad -. Veo que a Mogley también le gusta estar aquí.
No me había dado cuenta, pero ahí estaba la gata, acurrucada en una vieja caja de zapatos.
- Vine apenas me enteré - dijo Zoom, acariciando a Mogley.
- Ah, entonces te enteraste ...
- Sí ... Supongo que Lia te lo dijo.
- No, me lo dijo Jade. Traté de decírtelo, Zoom ... ¿recuerdas aquel día? ¿Cómo que Lia? ¿Por qué habría de decírmelo ella? ¿Decirme qué cosa?
- Estoy contentísimo - dijo, con la cara iluminada.
- Sí. Me llamó Lia. Ya sabes ... ¿por la fiesta?
- Sí.
Era obvio que hablábamos de dos cosas distintas y yo estaba cada vez más confundida. ¿Acaso Lia lo había invitado a él y no a mí ni a Becca? ¿Por qué? Me obligué a respirar hondo. Contrólate, Cat.
- De acuerdo. Estás contento. Eso es bueno. ¿Qué es eso de la fiesta?
- Mi primer trabajo, Cat. Conseguí mi primer trabajo. Me encargaron un video de la fiesta de los Axford. Aparentemente la Sra. Axford no quería que lo hiciera un extraño porque habrá mucha gente famosa. Y no quería pedírselo a alguno de sus amigos porque no podrían hacer el video y disfrutar el video a la vez. Lia sabe que estoy en el tema, pensó en mí y se lo dijo a su madre. Pero lo mejor de todo es que van a pagarme. - Sonreía de oreja a oreja -. Es buen dinero, Cat. Muy buen dinero.
- Ah. - Empezaba a caer -. ¿Suficiente para ese curso de cine?
- Sumado a lo que llevo ahorrado, sí, suficiente para el curso.
Me senté a su lado y lo abracé.
- Zoom, eso es excelente. Me alegro mucho por ti, de verdad. Y, eh, ¿te llamó Jade?
- Ah, sí, me dijo unas tonterías acerca de que estuviste en la playa de Cawsand con Ollie. Se molestó mucho cuando le dije que eso ya era historia y que ya lo sabía.
- ¿Cómo? ¿Cómo que ya lo sabías?
- Vamos, Cat. Yo estaba allí.
- ¿Allí? ¿En la playa de Cawsand? Cuando estaba con Ollie. No te vi.
Dios mío, pensé. ¿Qué habría visto?
- Despierta, Cat. No, en la playa de Cawsand, no. Cuando jugamos a Verdad-Consecuencia en la playa de Whitsand. ¿Te acuerdas? ¿La última fiesta playera del verano? Cuando Vecca te retó a que fueras a hablar con Ollie por ella.
- Ah, cierto - dije.
- ¿Estás bien, Cat?
- Sí. Más o menos. ¿Por qué? - pregunté, riendo.
- Tengo la impresión de que no me estabas escuchando del todo.
- Sí te escuché. Lo juro. Pero ¿alguna vez pensaste que la gente sólo oye lo que quiere oír, no importa lo que uno le diga?
Asombroso, pensé. Jade había hecho lo posible por arruinarme, pero Becca y Zoom habían oído lo que querían.
- Sí. Y ve lo que quiere ver - dijo Zoom, sacando una linterna de la caja de herramientas de papá, que estaba en el suelo. La encendió bajo su mentón para parecer un espectro -. Buuuuu.
Nos quedamos sentados bajo los abrigos, jugando a quién ponía la cara más horrorosa con la linterna y charlando de todo, como siempre. Él tenía muchas ideas para el video, qué música le pondría y cómo editaría todas las imágenes que pensaba filmar, para contar la historia de la fiesta.
Está bien, pensé, no siento una loca pasión por él, pero aún lo quiero y nos divertimos juntos. Sentí una punzada de angustia por la necesidad de tener la conversación en la que le diría, al fin, que habíamos terminado. Mirándolo sentado allí tan cómodo, con las piernas extendidas, acariciando a Mogley, pensé: ha sido parte de mi vida desde que tengo memoria. No quiero perderlo y desde luego que no voy a arruinar este momento terminando con él esta noche. Una vez más, no era la ocasión adecuada y, echando una mirada a mi alrededor, ¡tampoco el suelo del armario bajo la escalera era el lugar indicado!


" Mentiras Inocentes " ; Cathy Hopkins

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