lunes, 26 de enero de 2009
Cincuenta maneras de dejar a tu amante
Querido Zoom: Te quiero mucho pero ...
Rompí el papel. Patético.
- ¿ Cómo voy a hacer esto, Bec ? Ayúdame.
- Solo si vuelves a contarme acerca de Ollie - respondió Becca, mirando por la ventana de su cuarto con expresión soñadora.
- Ya te lo conté seis veces - dije, mientras me levantaba del escritorio e iba a tenderme sobre la cama.
- Lo sé, pero me encanta escucharlo. Dime otra vez cómo estaba.
Divino, pensé. Sexy. Fascinante. Alucinante.
- Estaba bien, supongo.
- ¿Bien? Debes estar ciega. Pero sí me mencionaste, ¿verdad? ¿No lo estás inventando?
- No, de veras te mencioné. Primero le pregunté si se había fijado en alguien del pueblo y dijo que sí, que en mucha gente ...
- ¿Y entonces le hablaste de mí?
- Sí, ya te lo dije. Dijo que se fijaba en todas las chicas.
- Entonces tal vez se fijó en mí.
- Quizá.
- ¿Me describiste o algo así? ¿Le hablaste bien de mí?
- Lo intenté, Bec, te lo aseguro, pero no fue fácil. Había comprado un montón de cosas y tenía que volver a casa y ...
- Lo sé - dijo Becca -, te lo agradezco. Acercártele y hablarle así como así. Yo nunca habría podido hacerlo. Eres una buena amiga.
Soy un ser despreciable. Despreciable, pensé. Le había contado lo que podía. Sobre el beso no, claro. Ni que me había tomado de la mano. Ni que habíamos coqueteado. Sólo las partes restantes.
- ¿Y Lia empieza la escuela el lunes? - preguntó
- Sí. Eso dijo. Ya te lo dije.
- Y tienes que tratar de conocerla. Y yo, también. Y, con suerte, a él.
- Sí. Ahora, por favor, ayúdame a encontrar la manera de terminar con Zoom.
- Podrías enviarle un mensaje de texto.
Meneé la cabeza.
- No podría. Demasiado frío. ¿Qué le diría?
- TDG
Le arrojé una almohada.
- Insensible.
- De acuerdo, por fax.
- Ah, qué graciosa.
- Por teléfono, así estás a salvo por si quiere matarte.
- Y no tendría que verle la cara. Bec, esto es horrible, de verdad, de verdad, de verdad no quiero lastimarlo.
- Pues quédate con él.
Volví a mi carta.
- Tal vez esto sea lo mejor, porque tendrá tiempo de leerlo en privado y hacerse la idea.
- ¿No hay una canción sobre las maneras de dejar a alguien?
- Sí. " 50 Ways to Leave your Lover ", de Paul Simon. Papá la tiene en un CD en el coche. Pero no recuerdo ninguna ...
Becca se puso pensativa
- Podrías mudarte a otro país.
- No bromees.
- Podrías hacer que él terminara contigo.
- ¿Cómo?
- Pórtate muy mal con él. Llega siempre tarde y de mal humor. Escárbate los mocos y cómetelos.
- Ajjjj, Becca. Qué asco. Además, si me portara así de mal, conociendo a Zoom y lo dulce que es, sería muy comprensivo y trataría de hacerme sentir mejor.
- Únete al Ejército de Salvación.
- Gracias, estás ayudándome mucho.
- Dile que has oído el llamado de Dios y te vas a hacer monja.
- Claro, y él lo creería.
- Dile que te has vuelto lesbiana.
- Entonces tendrías que fingir que eres mi novia.
- Ajjj. Olvídalo. No, escucha, si quieres mi más sincera opinión, creo que deberías ir y decírselo cara a cara. Se lo debes, por todo el tiempo que llevan juntos. Y no debería ser tan difícil ya que se conocen tan bien.
Becca tenía razón. Si se lo debía. Tenía que resignarme, tomar el toro por las astas, todas esas cosas. No era tan terrible.
Entonces, ¿por qué estaba tan aterrada?
" Mentiras Inocentes " ; Cathy Hopkins
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