miércoles, 28 de enero de 2009

Mentirosa, mentirosa

Domingo: Mentiras (1)
Fuí a Plymouth con Zoom, Lia, Becca y Mac. Mentí al decir que tenía quince años para que me dejaran entrar al cine. Bueno, todo el mundo hace eso, ¿no? Lia y Becca hicieron lo mismo, de modo que no me siento tan mal

Lunes: Mentiras (2)
Llegué tarde a clases. Dije que el autobús no había venido, cuando en realidad lo perdí porque Emma se negaba ir a la escuela con sus bragas a lunares, porque decía que los pantalones rosados dejaban ver los lunares. Hizo tal alboroto que tuve que buscarle otras, y eso me retrasó. No fue mi culpa, pero no podía explicarle todo a la Sra. Jeffries.
Becca me preguntó si se le notaba mucho un grano que tenía en la nariz. Le dije que no, pero en realidad era enorme.

Martes: Mentiras (3)
¡Dios mío! Volví a mentirle a Becca, pues su nueva versión de la canción de amor que había escrito resultó peor que la primera. No quise herir sus sentimientos, entonces le dije que estaba bien.
Le mentí a papá. Estuvo trabajando hasta tarde y alquilamos una película de terror, pero le dije que habíamos visto Aladdin, de Disney.
Le mentí a Zoom cuando me preguntó si podía venir. Le dije que tenía que hacer tareas para la escuela, cuando en realidad ya las había terminado y quería mirar la película de terror con Luke, Joe y Emma. Después me sentí egoísta, porque a Zoom le encantan las películas de terror.

Miércoles: Mentiras (0) ¡Viva!

Jueves: Mentiras (5)
Ip. Ip.
Mentí por Luke. Una chica muy pesada de su escuela está enamorada de él y él no la soporta. Cuando la chica llamó por teléfono, Luke me pidió que le dijera que no estaba. Y eso hice.
Les mentí a dos fanáticos de la Biblia que llamaron a la puerta y me preguntaron si estaba en paz con Dios. Para deshacerme de ellos, les dije que en casa todos adorábamos al Diablo. A joe y a Luke les pareció divertidísimo y, si no se lo hubiera impedido, se habrían puesto las máscaras del Día de Brujas del año pasado, que chorrean sangre, y los habrían seguido por la calle.
Le mentí a alguien que llamó por teléfono mientras cenábamos. Quería visitarnos la semana siguiente y rediseñar nuestra cocina sin cargo. No lograba que cortara, de modo que le dije que éramos una familia hippie y vivíamos en una tienda de campaña y cocinábamos en una parrilla portátil. Papá se rió mucho, de modo que ahora tengo apoyo de todos los sectores para mentir.
Le mentí a Becca, porque otra vez me preguntó por Ollie.
Le mentí a Becca, después de que vio a Jade hablando conmigo mientras entrábamos a la escuela. Jade estaba criticando a Becca y diciendo que no tenía ninguna oportunidad con Ollie. Cuando Bec me preguntó de qué habíamos estado hablando, respondí: "Oh, de ella, como siempre".

Viernes: Mentiras (3)
Le mentí a medias al Sr. Ford, el profesor de física, pues le dije que no había hecho la tarea porque a nuestro ordenador se le había acabado el cartucho de tinta y no había tenido tiempo de ir a Plymouth a comprar otro. Fue una mentira a medias, porque la verdadera razón fue que papáno tenía dinero para comprarlo esta semana, pero no quise decir eso delante de toda la clase para evitar que todos me tuvieran lástima.
Le mentí a Moira Ferguson cuando me invitó a su fiesta el domingo. Le dije que mis primos venían a pasar el fin de semana. No lo soporto: es muy mandona.
Le mentí a papá diciéndole que había hecho mi práctica de música cuando, en realidad, hace semanas que ni siquiera miro el piano.

Sábado: Mentiras (1)
Mentí cuando mi abuela me llamó por teléfono y me preguntó si me gustaba el abrigo que me había enviado, tejido por ella misma. Le dije que me encantaba, pero me parece horrible.


Estoy angustiada conmigo misma. Siempre me consideré una persona honesta, pero soy la peor de las mentirosas. Me habría gustado hablarlo con alguien, pero la mayoría de la gente me vería como a una loca, o una delincuente, o algo así. Deseé que mamá estuviera aquí. Fui a mi armario, saqué mi caja secreta y la abrí. Allí guardaba todos mis objetos especiales: fotos viejas, tarjetas que Zoom me había enviado y algunas cosas de mamá; una carta de ella, algunas de sus alhajas y un frasco de perfume Mitsouko de Guerlain. Cuando finalmente retiramos sus cosas de los armarios en el dormitorio de papá, encontré este frasco y lo escondí. Siempre que lo olía, la sentía presente, como si estuviera en algún lugar de la casa. Le quité la tapa, me puso un poco en la muñeca y aspiré. Como siempre, el suave aroma floral me hizo pensar en ella. ¿Qué habría dicho mamá de todo esto y de que su hija era la peor de las mentirosas? Ella siempre había sido muy franca. Durante toda su enfermedad, había insistido en saber exactamente cómo estaba y en decirnos la verdad acerca de su estado. Una vez la oí decirle a papá que no quería darnos falsas esperanzas y que la muerte era parte de la vida y no había que ignorarla. Lo tomó con mucha valentía y hoy me alegro de haber sabido lo mal que estaba, porque creo que ella tenía razón: habría sido mucho peor si un día hubiera desaparecido sin que supiéramos lo enferma que había estado.
Papá asomó la cabeza.
- La cena está lista, Cat.
Deprisa, guardé mi caja en el armario porque no quería que él me viera triste, pero papá no se fue de inmediato. Se le habían empañado los ojos y parecía buscar a alguien más en el cuarto. Creo que sintió el aroma del Mitsouko. Tal vez ése fuera el momento de tener aquella charla, pensé. Nunca nos habíamos sentado los dos solos a hablar de la muerte de mamá.
- ¿Estás bien, papá? - le pregunté.
Tosió y volvió a aspirar el aire.
- Sí, estoy bien. Es sólo que ... me pareció ... no, nada.
Luego se fue antes de que yo pudiera abrir la boca.
Antes de bajar a cenar, saqué la carta de mamá. La había escrito pocas semanas antes de morir y le había pedido a papá que la guardara y me la entregara el día que yo empezara la secundaria. Decía así:

Mi niña querida:
Ya estás tan grande y lista para empezar una nueva escuela, y cómo quisiera poder estar allí parta verte. Quise escribirte para decirte lo orgullosa que estoy de ti. Me has dado muchas fuerzas durante este último año y has sido la luz de mis días. Sé fuerte, Cat. Sé fiel a ti misma y siempre tan valiente como sé que serás. Que Dios te bendiga. Mi amor siempre te acompañará.
Tu mamá.


Ya está, pensé. De ahora en adelante, voy a reformarme y a ser valiente como mamá. Desde ahora, voy a decir toda la verdad.



" Mentiras Inocentes " ; Cathy Hopkins

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