sábado, 14 de febrero de 2009

Decir la verdad

- No soy una mentirosa - dije -. Una persona mentirosa es alguien que miente. Mucho. Y yo no soy así. ¿O sí? Ay, no lo sé. He tratado de decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, pero eso no me llevó a ninguna parte .. En realidad, sólo logré que me castigaran. Y ahora esto. Siento que me están castigando otra vez. No puedo hacer nada bien.
- ¿Qué te pasa, Cat? - preguntó Mac -. Lia me dijo que te trajera una bebida y te levantara un poco el ánimo. ¿Qué problema tienes?
Yo estaba en el cuarto de Lia, vestida con su bata y tratando con desesperación de remendar el vestido. Señalé el desgarro.
- Esto es el problema. No, yo soy el problema. No. Todo es el problema - respondí -. La vida es un problema, Mac. Primero este estúpido vestido. Luego Zoom y Ollie y Becca y ...
- ¿Qué pasó con Becca?
- Que le gustaba Ollie, pero él me buscó a mí, y después a Jade. A esta altura, probablemente ya estuvo con la mitad de las chicas de la fiesta.
- Ehh. Espera un momento. ¿Le gustaba Ollie? - pregunto Mac - ¿Le gustaba, en pasado? ¿Estás diciendo que ya no le gusta?
- Creo que ha visto la luz.
- ¿En serio? ¡Excelente! - Mac sonrió, dando un puñetazo al aire -. Lo siento, ¿qué decías? ¿Cuál es el problema?
- Yo. Yo soy el problema. Soy una mentirosa.
Ya no me importara quién lo supiera. Estaba harta de vivir entre sombras creadas por mí misma. Quería poder hablar con mis amigos como antes. Contarles todo. Reír con ellos. Hablar de lo que estaba pasando.
- ¿Que eres una mentirosa? - repitió Mac, confundido -. ¿Sobre qué?
- ¿Cuánto tiempo tienes?
Mac miró su reloj.
- Cinco minutos - respondió, riendo -. Estoy en mi descanso.
- De acuerdo. Éste es el problema, o parte de él. Ollie. Me gusta. De verdad. Sé que es una tontería y que es uyn conquistador, un rompecorazones, pero es lo que siento. Y sé que se me tiene que pasar. Pero no es tanto eso lo que me tiene mal. Bueno, sí, pero no.
- ¿Qué es, entonces?
- Detesto no poder contarle todo a Bec. Estoy cansada de tener que enfrentarlo todo sola. Bec y yo nunca tuvimos secretos, y es la primera vez que le oculto algo. Todo por un imbécil. Ollie. Que está allá besándose con tu estúpida hermana.
- Típico de Jade.- Mac sonrió -. En realidad, ya no está con ella. Está en la cocina hablando con una chica de Londres y Jade está por ahí, con cara de disgusto.
- Lo tiene merecido - dije -. Ahora sabe lo que sentimos nosotras. Becca se enojó conmigo porque antes me besó a mí. Bec ya se repuso porque dijo que los amores no correspondidos no son lo suyo y que está harta de pensar en él. Pero ¿y yo? Yo no me repuse. Me siento horrible. Becca es mi mejor amigo. Uno tiene confianza con su mejor amiga. Quiero decirle la verdad.
El rostro de Mac se entristeció.
- La verdad puede complicar mucho las cosas. Creéme, lo sé. ¿Sabes por qué se separaron mis padres?
Meneé la cabeza mientras seguía cosiendo.
- Por la verdad. Por eso se separaron. Papá tuvo una aventura cuando vivíamos en Londres. Se lo contó a mamá y, de un momento a otro, ella empacó nuestras cosas y nos mudamos aquí. Él dice que fue una tontería. Una sola noche, que no significó nada. Ni siquiera sabe por qué lo hizo. Sintió que tenía que ser sincero con mamá y con nosotros, y mira cómo terminamos. Ella no quiere hablarle. Así que basta de verdad. Creo que si papá no hubiese abierto la boca, todos estaríamos aún felices, viviendo en Londres, y yo no habría tenido que dejar mi escuela y a todos mis amigos.
- Lo siento, Mac. No sabía lo que había ocurrido.
- Si mamá no se hubiese enterado, no le habría dolido.
- Tal vez - dije -. Pero en un caso así, es difícil. Es decir, si yo estuviera casada creo que me gustaría saber si mi marido me engaña. ¿Ati no, si estuvieras enamorado?
- Supongo que si - admitió Mac con fatiga -. Pero no vivía engañándola, ¿entiendes? Creéme, está muy arrepentido. Cada vez que voy allá, me pregunta si ella lo perdonó.
- Debe ser muy difícil para ti, Mac - dije -. Será horrible estar en el medio.
- Él nunca debió decir la verdad - concluyó con amargura.
Pensé en eso. No quería decir demasiado pues me daba cuenta de que a Mac le había costado mucho abrirse y no quería que pensara que no lo entendía.
- Sé que piensas que el hecho de que tu papá le contara a tu mamá sobre una aventura fue lo que arruinó las cosas, pero en realidad no fue eso, ¿verdad? - le pregunté.
- ¿Qué fue, entonces?
Vacilé.
- Que la hubiera engañado.
- ¿Qué tratas de decir?
- Que fue eso lo que provocó problemas. No que dijera la verdad. Si no hubiese sido infiel, no habría tenido que confesar nada.
Mac quedó pensativo.
- Sí. Puede ser.
- No lo sé, Mac. Las relaciones son complicadas. Creéme, lo sé. Uno quiere ser sincero, pero no quiere hacer daño a los demás. Conozco a tu madre sólo de vista, y a tu papá, ni siquiera eso. Tal vez, si tu papá tuvo una aventura, las cosas ya no estaban bien.
Mac asintió.
- Tal vez. No lo sé, Cat. Lo único que digo es que, viendo lo que pasó con mis padres, mejor que estés preparada. Contar la verdad puede traer consecuencias desagradables.
Miré mi vestido arruinado.
- Sí, pero también si soy deshonesta. Como le pasó a tu papá. Tner que decir la verdad fue la consecuencia de haber sido deshonesto. Obviamente se sentía mal por ello, culpable, y decidió asumir la responsabilidad por sus actos. Al menos, si decís la verdad, puedes dormir por las noches.
Mac volvió a entristecerse.
- Sí. Pero quizá tengas que dormir en otra casa.

Al día siguiente, decidí que había llegado el momento de poner mi vida otra vez en orden. Me levanté, me vestí y salí sin más.
- No tardaré, papá - dije -. Tengo cosas que hacer.
Primero fui al puesto de periódicos y me anoté para hacer el reparto hasta Navidad. Eso significaba levantarme a las seis de la mañana, pero no me importaba. Tenía que juntar el dinero para pagar el vestido. Lia se había ofrecido a cubrir el gasto, diciendo que también era su problema porque los perros eran suyos, pero no acepté. Quería asumir la responsabilidad por mis actos y sus consecuencias. Todas.
Luego fui en bicicleta hasta la casa de Zoom. Por el camino, pensé en los padres de Mac. Pobre Mac. Había salido perjudicado tanto por la honestidad como por la deshonestidad. Eran como dos caras de la misma moneda. Pero pensándolo bien, decidí que prefería saber la verdad. Ocultar la verdad también es deshonesto. Había aprendido que sólo sirve para prolongar el sufrimiento y deseaba haber hablado con Zoom semanas antes.
Zoom tomó su chaqueta cuando lo llamé y fuimos a Cawsand Square. No pensaba esperar el momento ni el lugar adecuado. En ese caso, esperaría toda la vida. Es hora de jugarse, me dije.
- Zoom. Ya sabes que te quiero mucho y espero que podamos seguir siendo amigos. Siempre puedes contar conmigo cuando necesites una amiga, pero este noviazgo ya no funciona más para mí.
- Está bien - dijo.
- ¿Está bien? ¿Oíste lo que dije?
- Sí. Quieres que terminemos.
Lo miré a la cara. Parecía estar bien. Ni sorpresa ni lágrimas.
Nada.
- Bueno, y ¿qué piensas tú?
- Que es una buena idea, creo - respondió -. Es un hecho. En la vida hay que evolucionar. Las cosas siguen su curso. Cambian. Evolucionan. Creo que tienes razón: debemos cambiar.
Quedé atónita por su reacción. Más que atónita.
- Pensé que te alterarías.
- No si podemos seguir siendo amigos, Cat. Sí me dolería que no quieras ser más mi amiga.
Tomé su mano.
- Amigos para siempre, Zoom.
- Bueno, está bien, entonces. - Sonrió -. Yo también estuve pensando en lo mismo. Es que si voy a ser director de cine y escribir mis propios guiones, necesito experimentar la vida. Tener nuevos desafíos, y eso implica nuevas relaciones. Creo que este cambio será bueno para ambos.
- ¿Cuánto hace que piensas eso?
- Desde el verano, en realidad.
- ¿Por qué no me dijiste nada?
Zoom se encogió de hombros.
- Es difícil separarse. No quería lastimarte. Y una parte de mí se preguntaba si no sería un error. Quiero decir, eres muy especial. Tal vez nunca más encuentre a alguien como tú.
¡Lo mismo que había estado pensando yo!
- ¿Así que querías decírmelo desde hace semanas?
Zoom asintió con expresión culpable.
- Iba a decírtelo aquella vez que te regalé la pulsera. Quería que fuese una especia de recuerdo de nuestra relación. Pero no encontraba las palabras.
- Te entiendo perfectamente - reí -. Entonces, ¿todo bien?
Volvió a asentir.
- Zoom, pase lo que pase, no importa dónde terminemos ni con quién. Siempre seré tu primer amor y tú, el mío. Nadie puede quitarnos eso.
- - dijo Zoom, y me dio un abrazo de oso-. Cat Kennedy, mi novia de la infancia. Quizás haga una película sobre ti. Ahora vámonos a comer algo. Me muero de hambre.



" Mentiras Inocentes " ; Cathy Hopkins

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