sábado, 14 de febrero de 2009

Una mujer honesta

No sé qué hora era cuando reparé en una figura a mi derecha, junto al café. Era un hombre de impermeable con una linterna.
- Cat - llamaba -. CAT. - El fuerte viento se llevaba sus palabras.
Era papá.
Cuando dirigió la linterna hacia la playa, la luz dio sobre mí y se acercó corriendo.
- Cat. Gracias a Dios. Estuve buscándote por todas partes.
Me levantó en sus brazos y me sentí tan segura y querida que empecé a llorar otra vez.
- Papá ... - sollocé -. No soy deshonesta. De verdad, no lo soy. Trato de ser buena.
- Vamos, vamos - dijo, mientras me llevaba al coche.

Una vez allí, empecé a sentirme un poco tonta. Y muy mojada.
- ¿Cómo se te ocurrió ir allí sola en la oscuridad? - preguntó papá.
- ¿Sigues enojando conmigo?
- No, Cat, - respondió, suavemente -. No estoy enojado contigo. Preocupado, sí. Pero no enojado. Llamé a todo el mundo. Becca dijo que te había dejado en la parada del autobús y que venías a casa. Luego llamé a Lia y no sabía dónde estabas. Me volví loco de preocupación.
- Mamá nos traía aquí cuando éramos pequeños.
- Lo sé - dijo papá -. Lo recuerdo.
- ¿Cómo supiste que podía estar aquí?
Lia llamó poco más tarde. Había hablado con su hermano Ollie y le habrá comentado que estabas perdida. Él sugirió que te buscáramos aquí.
Quedamos en silencio un momento, y luego papá preguntó:
- ¿Estás lista para ir a casa?
Asentí.
- Pero ¿podemos hablar primero? Sólo unos minutos.
- Claro - respondió -. Claro que sí.
- Lamento mucho lo del vestido, papá ...
- Yo también. Debí darme cuenta de lo mucho que significaba para ti tener algo bonito para ponerte. Lo siento. No he sido un buen papá últimamente, ¿verdad?
- No. No. Eres el mejor papá del mundo. Pero realmente necesito que sepas que no quise portarme mal. He estado pensando tantas cosas en las últimas semanas. No me creerías. Es muy difícil. A veces, cuando uno es sincero, lastima a la gente. Pero tampoco sirve no serlo. Trae todo tipo de problemas. Aunque a veces sí sirve. He estado muy confundida.
- ¿Respecto de qué, Cat? ¿Estás en problemas? ¿Hay algo que quieras contarme?
- Sí. No. Es decir, no estoy en problemas. Salvo contigo. Yo .. creo que es muy importante que podamos hablar. Sobre lo que pasa y todo eso,
Papá sonrió con tristeza.
- ¿Sabes cuánto te pareces a tu madre?
Meneé la cabeza.
- Me recuerdas a ella en muchos aspectos. No sólo físicamente; también heredaste su espiritu, Cat. Tienes un gran corazón. Ella siempre pensaba en los demás, igual que tú. Y, como tú, siempre me recordaba que debía ser sincero, hablar de las cosas. - Hizo una pausa, como si vacilara -. ¿Recuerdas cuando murió?
Asentí.
- ¿Recuerdas que siempre decía que quería saber la verdad? ¿Nada de mentiras? Bueno, voy a contarte algo que nunca le he dicho a nadie. Acerca de cuando murió. Fue la decisión más difícil que tuve que tomar. Verás, yo sabía lo enferma que estaba. Apenas le quedaban unos meses. Semanas. Yo quería protegerla de la verdad, y también a ustedes ...
- Y ¿qué hiciste?
Papá vaciló como si el recuerdo le doliera.
- Estaba muy angustiado, pero un día ella me pidió que le ijera toda la verdad. Quería saber exactamente cuál era su estado para poder prepararse. Me sentí muy impotente, frustrado; no podía hacer nada. Pero, al final, tuve que respetar sus deseos y se lo dije. Ella era muy valiente, Cat.
- Lo sé, lo recuerdo.
- No podía darle falsas esperanzas ni detener lo que estaba pasando. En los últimos tiempos, trataba de estar con ella día y noche, pero un día la dejé, sólo por un rato, para ir a casa a buscar algunas cosas. Una muda de ropa, algo así. Luego las enfermeras me dijeron que ella empezaba a perder el conocimiento y que creían que había llegado la hora, pero recobró la lucidez por un momento. Preguntó dónde estaba yo, y la enfermera le explicó que regresaría en media hora. Entonces volvió a quedar inconsciente. Cuando regresé, sabía que no le quedaba mucho tiempo; no pensaban que fuera a recobrar el conocimiento. Pero, de pronto, abrió los ojos, giró la cara y miró directamente hacia mí. Tomó mi mano y murió.
Papá se enjugó una lágrima y lo tomé de la mano.
- Fue como si me hubiera esperado. Quería que estuviera allí cuando falleciera. Y Dios sabe qué importante era para mi estar allí. Más tarde comprendí que, si no le hubiese dicho la verdad y ella no hubiese sabido que moriría, quizás se habría marchado cuando yo no estaba a su lado, y yo no habría podido vivir con eso, Cat. Significó mucho estar allí, a su lado, sonteniéndole la mano cuando murió.
- Yo también me alegro de haber sabido la verdad - le dije -. Me dio tiempo para hacerme a la idea. Si ella se hubiese ido un día, sin que yo hubiese entendido lo enferma que estaba, habría sido peor aún. Mamá no tenía miedo de la verdad. Y yo tampoco la tendré.
- Tienez razón, Cat. Igual que mamá entonces. Y ahora, lo más importante es que sigamos hablando de todo. Somos una familia y en el mundo hay tanta mentira que no debemos tenerla también en casa.
- Entiendo - dije -. Por eso estabas tan decepcionado conmigo.
- Sólo por un rato, Cat. Ojalá supieras lo orgulloso que estoy de ti en realidad.
Sentí un nudo en la garganta.
- Gracias, papá, y me alegro de que me hayas contado eso sobre mamá. Tú también has sido muy valiente. Estoy orgullosa de ti.
- ¿Qué te parece si te llevo a casa? Te pondrás ropa abrigada, haremos una taza de chocolate caliente y luego te prepararé uno de mis platos especiales.
De pronto me di cuenta de que tenía mucha hambre.
- Ehh, ya que nos estamos diciendo la verdad ... - Sonreí -. ¿Y si en vez de una cena casera mejor compramos papas fritas?
- Excelente idea - respondió papá, poniendo en marcha el motor.
Mientras íbamos a casa, me sentí más cerca de él que nunca en la vida. Y no paramos de hablar, Hablamos de las mentiras aceptadas, como el hecho de decirles a los niños que existen Santa Claus y el ratoncito de los dientes. Mentiras cobardes, mentiras piadosas, mentiras para hacernos comprar algo, mentiras políticas, falsas promesas, y ambos estuvimos de acuerdo de que en nuestra familia no había cabida para nada de eso.
- Al final - dijo papá cuando llegamos a casa -, lo mejor es ser sincero, pero es importante tomar en cuenta los sentimientos de los demás. A veces hay que adaptar la verdad. Pero lo más importante es ser fiel a uno mismo.
- De acuerdo - respondí, volviéndome hacia él antes de bajar del auto -. Entonces, eh, una cosa más. Esteee ... Jen. ¿No crees que ya es hora de que hagas de ella una mujer honesta?
Papá rió.
- Puede ser. Quizá lo haga. Eso te gustaría, ¿verdad?
- Me encantaría. Y también a Lule, Joe y Emma. Sabemos que nadie podrá reemplazar jamás a mamá, pero ... - Recordé lo que Zoom me había dicho el día anterior -. La vida continúa. Evoluciona. Hay buenos y malos momentos. Alegría y dolor. Mamá no volverá, y creo que ella querría que fueras feliz.
- Mi niñita - dijo papá, sonriéndome -. Ya no eres tan pequeña, ¿eh?




" Mentiras Inocentes " ; Cathy Hopkins

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